El Auditorio Nacional carga con la cruz de que se vea a su público como una corte de hombres enchaquetados de más de 30 años que usan la música para despejar su mente de reuniones y jornadas estresantes de oficina. Por eso ha decidido cambiar la imagen elitista que a veces se tiene de él con una jornada de puertas abiertas con más de 40 conciertos gratuitos. "No es una jornada de puertas abiertas para que la gente entre a ver la sala, sino para que participen", explica Antonio Moral, director del Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM).
Cuatro escenarios distintos -sala Sinfónica, sala de Cámara, salón de Tapices y plaza de Ernesto y Rodolfo Halffter- para aglutinar todos los sones posibles, del lied a la gran sinfonía, del flamenco al grupo de cámara, del Barroco a la música contemporánea. "Están involucrados casi 800 músicos en el proyecto y la acogida ha sido excepcional", explica Moral, que confiesa que todo empezó hace un mes con media docena de conciertos que se han transformado en un festival continuo de más de 12 horas. "El ensayo de la Orquesta Nacional de España de la Sinfonía nº 5 de Mahler se ha transformado en un concierto, y hemos aprovechado que la Escuela Reina Sofía está de fin de curso para que los alumnos se apunten a dar conciertos", explica el director.
No hay tiempo para respirar en esta jornada maratoniana para melómanos e inexpertos. A las 11.30, la Brass Academy de Alicante afinará en la plaza para interpretar la Initiale para septeto de metales, de Boulez. Durante el día, pasarán por el Auditorio de Cruz del Rayo la Orquesta del Conservatorio de Alicante -con el complejísimo Concierto para violín y orquesta de Chaikovski-, el jovencísimo Pablo Ferrández con la Suite para violonchelo nº 5 de Bach y la Sonata para violonchelo y piano nº 2 de Brahms, el grupo Neopercusión con obras del repertorio contemporáneo o la voz de Cristina Rubio, la primera española que ha entrado en la Guildhall School of Music and Drama de Londres, donde ha estudiado jazz.
Un evento en el que 5.000 personas podrán estar escuchando música a la vez, según afirma Moral, pero siempre sin perder de vista el objetivo inicial: que el Auditorio se muestre como un patio de butacas para todos. "El Auditorio peca de frío, por eso queremos que sea un punto de encuentro y que la gente joven venga a escuchar música", explica el director.
Hay planes para toda clase de público, y Moral no duda en mojarse para recomendar el concierto ideal para cada uno de ellos. "Al aficionado, al iniciado, le recomiendo que venga a ver el Apocalipsis de Jesús Torres", una obra que se estrenó en Cuenca en Semana Santa y que ahora llega al Auditorio con coros y grupos de cámara repartidos por toda la sala -incluso un coro dentro del órgano-. "Al no aficionado, le recomiendo que vaya a ver la Novena de Beethoven, El amor brujo de Falla que canta Rosario Mohedano, o la sesión de drumming de Neopercusión en la plaza", comenta Moral, que manda a "los que son un poco aficionados" a escuchar "la Quinta de Mahler de la ONE" o el cuarteto La muerte y la doncella de Schubert que interpreta el grupo de Óscar Esplá. Incluso tiene un plan romántico para parejas: "Hay un repertorio fantástico para enamorados del Romanticismo, como la selección de la Iberia de Albéniz que va a tocar Eduardo Fernández".
El fin de fiesta estará a la altura del resto del día. A medianoche, todos los percusionistas improvisarán en la plaza para dar paso al espectáculo de fuegos artificiales amenizados con la Música para los reales fuegos de artificio de Händel.